Como un gran útero la tierra se desgarra. Me concede indivisas flores abiertas del infinito - que yo comprendo en mi jardín florecido: puesto que nuestro amor se descubrió por ejemplo, una manzana una frutilla,o un plátano, maduros - . El planeta, este mendrugo de tierra aquí, frente a mi puerta, se partió.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
LA MUJER MARAVILLA
Es una gran mujer, la mujer maravilla.
Rosario de huesos,
muestra sus sacrificios.
Se la come la madre,
ya no tiene hambre de sí misma.
Las mujeres la envidian.
A los hombres les da pena,
o se hacen los tontos,
o se exitan.
Pero ella, ella,
dónde está.
Hace tiempo que no la veo.
Yo no la veo.
Se le unden los ojos,
se les salen las orejas.
No le queda carne,
no le queda sangre.
Blanca, ahuecada,
jamás puede una mujer contonearse.
Contonearse
como una mujer.
La Mujer Maravilla es,
la mujer esqueleto.
Ho, ya,
sólo esqueleto.
martes, 15 de diciembre de 2009
Canción: La Madame Bovary de Almodovar
A Madame Bovary
le gustan las mujeres.
Ahora, le gustan
las mujeres.
Na, na, na na na.
Nam na, na na na.
Probó las mieles
de hombre
joven y grande
pero ya no los quiere
le sobra
uquelele
y ya no les teme.
Porque, ahora
a Madame Bovary
le gustan las mujeres.
Na, na, na na na
Na, na, na na na
Cruzó verdes
y puentes.
Se escapó del médico
aburrido,
mequetrefe.
Ansió los cierres.
Pero ahora
a Madame Bovary
le gustan las mujeres.
Na, na, na na na
Na, na, na na na
No le importa
su hija,
se endeuda
como un imberve
pero nadie sabe que
a Madame Bovary
le gustan las mujeres
Na, na, na na na
Na, na, na na na
Traga arsénico
y se muere.
Pero lo que nadie sabe
es que
Madame Bovary
se va al infierno, infierno
de mujeres,
le gustan las mujeres
Na, na, na na na
Nam na, na na na
Le gustan las mujeres
Na, na, na na na
Na, na, na na na
LE GUSTAN LAS MUJERES
Brujilda. Anticipo III
Brujilda Muchaescoba - Parte II
Después de que Brujilda se fue,
el príncipe se dio cuenta de su error
y comenzó a buscarla por aquí y por allá.
Un buen día Brujilda y el príncipe
se encontraron y él le explicó
que había comprendido su deseo de volar,
que lo perdonara por haber sido tan brusco.
Brujilda dijo que podía barrer
si ambos se turnaban en aquella tarea
e incluso prometió prestarle su escoba
para que él mismo volara.
El príncipe le agradeció a Brujilda
pero quiso fabricar su propia escoba.
Así fue que
Brujilda y el príncipe
se ayudan mutuamente
y salen, cada cual con su escoba
a volar juntos.
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