Cientos de moléculas
de mi cuerpo
en plena transformación,
que va de A a Z.
Van quedando ahora
como granos del lado del revés
exactas opuestas.
Cada una llenándose de amor,
las veo: faros pequeños de luz.
Se ejecuta
una maravillosa mutación
completa.
Igual a la oruga
previa alada
ando aturdida.
Suspendida en una rama
del árbol del mundo
permanezco en estado de quietud
después de gran ebullición,
de casi arrastrarme
desgastada.
Voy llegando con los últimos
suspiros.
Y todo fue amor.
Y todo será.
Como un gran útero la tierra se desgarra. Me concede indivisas flores abiertas del infinito - que yo comprendo en mi jardín florecido: puesto que nuestro amor se descubrió por ejemplo, una manzana una frutilla,o un plátano, maduros - . El planeta, este mendrugo de tierra aquí, frente a mi puerta, se partió.
miércoles, 31 de marzo de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
ALITHEA
ALITHEA
Voy en viaje y arrojé lo esencial
a mi valija:
Un abanico de silencios.
Llevo despertares
Y una visión de la pureza.
No hay ya tantas palabras demás,
ingenios intelectuales
ni burdas teorías.
No hay límites exactos
y tampoco viven demasiado
los efímeros
deseos.
Llevo parpadeos
en los que percibo
mi propia
humanidad.
Me alzo por encima
de añejos calendarios
pliegues de piel
y muros
sensibles.
Abro los ojos
y veo.
Veo.
Se que fueron
segundos, pero
¡Cuánto estuve ahí!
Entonces,
ese inmenso instante
de silencio
es como la bocanada
de aire
que puede tomarse
después de no salir
de debajo del agua
por un tiempo exagerado.
Cada vez,
encuentro fortaleza
en aquella quietud.
Ruego que comas
de la misma
semilla.
Y vuelvas al punto
donde lo tuyo
es tuyo.
Y te recuperas
para que nadie
pueda arrastrarte.
Que tomes al silencio
como una rotunda
actividad.
Sanarás mirándote
al espejo.
Sin críticas, sin culpas
y sin castigos.
Caminas para adentro
hasta encontrar
la matriz sin tiempo;
Allí haces la labor
de una tejedora:
Tomas los puntos
que estaban sueltos
y ejecutas nuevos,
ubicas tu alma
en un renovado
molde.
Las agujas serán
las horas
y los hilos energía
pura.
Se produce un
efecto inmediato:
Comienzas a escuchar,
pero esta vez
con los oídos abiertos.
Tus orejas
limpias, ordinarias
desnudas
transparentes y genuinas.
Hay una sutileza:
Si canto me acerco
pero si hago silencio estoy.
Si hablo me recreo
pero sino, sino
puedo recordar.
Retornar a la semilla:
No olvidar.
Alithea
Voy en viaje y arrojé lo esencial
a mi valija:
Un abanico de silencios.
Llevo despertares
Y una visión de la pureza.
No hay ya tantas palabras demás,
ingenios intelectuales
ni burdas teorías.
No hay límites exactos
y tampoco viven demasiado
los efímeros
deseos.
Llevo parpadeos
en los que percibo
mi propia
humanidad.
Me alzo por encima
de añejos calendarios
pliegues de piel
y muros
sensibles.
Abro los ojos
y veo.
Veo.
Se que fueron
segundos, pero
¡Cuánto estuve ahí!
Entonces,
ese inmenso instante
de silencio
es como la bocanada
de aire
que puede tomarse
después de no salir
de debajo del agua
por un tiempo exagerado.
Cada vez,
encuentro fortaleza
en aquella quietud.
Ruego que comas
de la misma
semilla.
Y vuelvas al punto
donde lo tuyo
es tuyo.
Y te recuperas
para que nadie
pueda arrastrarte.
Que tomes al silencio
como una rotunda
actividad.
Sanarás mirándote
al espejo.
Sin críticas, sin culpas
y sin castigos.
Caminas para adentro
hasta encontrar
la matriz sin tiempo;
Allí haces la labor
de una tejedora:
Tomas los puntos
que estaban sueltos
y ejecutas nuevos,
ubicas tu alma
en un renovado
molde.
Las agujas serán
las horas
y los hilos energía
pura.
Se produce un
efecto inmediato:
Comienzas a escuchar,
pero esta vez
con los oídos abiertos.
Tus orejas
limpias, ordinarias
desnudas
transparentes y genuinas.
Hay una sutileza:
Si canto me acerco
pero si hago silencio estoy.
Si hablo me recreo
pero sino, sino
puedo recordar.
Retornar a la semilla:
No olvidar.
Alithea
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