Feroz tu poesía que lame mis heridas de hoy.
Palabras de agua dulce de un río rojo que nos une.
Tus garras que son alas,
tus colmillos que son perlas,
tu pelaje que aterciopela la noche.
Me sana tu poema.
Me da bríos de fiera liberada.
Y escapo con él, entre sus letras.
Me uno a tu deliciosa carrera por el bosque,
y de tu boca y de la mía, nace la misma canción:
un aullido,
un doloroso dejar partir,
una baba volcánica,
una bocanada de violetas...
Corremos hermanita,
el bosque huele fresco,
un pétalo nos guía hacia esa ronda de amigas,
mujeres de luna y sol,
mujeres de tierra agua pluma y fuego...
¡Ya estamos aquí!
¡Con ellas!
Entonces la Poesía nos abre la garganta
y juntas erizamos un grito milenario
para parirnos libres y de pie,
desnudas de temores,
diosas de corolas encendidas,
lobas de la misma manada,
mujeres untadas con flores, cielos, mieles,
hechiceras,
bien heridas.
Germana Martin
A tu poema, Ivana.
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