Sí quiero, acostumbrarme a lo que no va a durar porque (la) nada persiste, soy testaruda o pienso que perenne. No hay rutina que pueda atraparme del todo ni amor a la que le sea previsible. Contradictoria. Y soporto las visitas, de ninguna manera los inquilinatos. Es cierto que tengo el alma en el cuerpo cuando bailo y que brillo entre copa y copa. Escribir y hacer lo que se me canta no estaría mal. Hay verdad en que me conformo con comer chocolates y en que no gozo de suficiente libertad como para dejarme en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario