viernes, 23 de octubre de 2009

Oda a los Farsantes





Hubo y habrá invariablemente, en esta tierra, tal como la conocemos:


Crueles caballeros, de aspectos frágiles o graciosos,
de sombrero alto o simples tenderos; perezosos y atléticos.
Truhanes, modestos, buscavidas, bellos.
Hechiceros, médicos, torturadores, campesinos, cirqueros.
Maricas de doble vida, militares encendidos, peleles precoces.
Púberes, congéneres, ancianos.
Delincuentes y señores de alta casta.
Trapeadores, vigilantes, sastres, astrólogos, constructores.
Amenizadores, contendientes, fabuladores, parlanchines, mudos,
inquietos, depresivos, intolerantes.
Padres, no padres.
Generosos, mezquinos, atorrantes.
Aguafiestas, reprimidos, asquerosos, pervertidos.
Pensadores, lame-culos, incipientes para todo, mozos, barrenderos,
lava-copas, saca mierdas, políticos, golondrinas, molineros.
Maestros, plomeros, mecánicos.
Insensatos, buenudos, amables, intrigantes, desastrosos,
de jolgorio, de soledades.
Eufóricos, mal vivientes, trabajadores, ambulantes,
conductores, deportistas.
Del arte, de las artes,
religiosos, incrédulos, ateos, farsantes, dioses, mano chantas,
perversos, golpeadores, alquimistas, artesanos, fabricantes.
Del campo, en la ciudad.
Cosechando uvas, escribiendo libros.
Cocinando exquisiteces, haciendo monerías.
Jugando al polo, al truco, al fútbol, al críquet.
Relojeros. Amantes, esposos.
Galantes, machistas, descorteses, fogosos, temperamentales.
Tibios, cínicos, de querer, despreciables, inhumanos.
Juguetones, risueños, formales, delirantes.
Afectos a los vicios, rectos, prejuiciosos.


Todos hombres. Todos, farsantes.
Siendo lo que no son, haciendo por la misma causa:



Mujeres.

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