es una insaciable la religión de la pulcritud.
El caos deviene aún, torbellino.
No llego.
Hay dioses,
el altar: un cúmulo de baldes, trapos y desinfectantes.
Nunca llego.
Ni tan limpia, ni tan ordenada.
Y nunca llego.
Y no soy perfecta.
No estoy, en este momento, no estoy.
Puede que esté.
Trenzas colmas de pasto seco,
tierra en las zapatillas.
Estoy así ahora, ahora,
Y soy bella.
2 comentarios:
Estás, estás! intensa y cotidianamente bella! y todo huele simple, cierto... las baldosas dibujadas con rayuelas, las paredes manchadas de sonrisas y una araña que teje a tus espaldas, lentamente, la tela aún no descubierta... zapatillas traviesas, pastito en las orejas y un espejo que ríe... te devuelve la mirada... de fiesta y de jardines... nada de pulcritud, todo de siesta!
Germana... perseguida por un escobillón de larga barba jajajaja...
Estoy, estoy en el patio de invierno y entre las mantas perrunas. Estoy entre la tierra y el cielo. Estoy mirando a los ojos de la vida que me devuelvo amor intenso. Juego un rato a las escondidas con fuentones y trapos. Me muevo entre el orden y el caos. Entonces, todo se hace bello y soy una mujer completa y bella, envuelta de luz.
Que llegue una estela hasta tu campo, que huelas mis aromas entremezclados: naturaleza y perfumes fabricados. Que te llegue mi sonrisa fresca con aroma a cabellos recién lavados.
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