lunes, 18 de julio de 2011

Belleza III

Culto al orden,

es una insaciable la religión de la pulcritud.

El caos deviene aún, torbellino.

No llego.

Hay dioses,
el altar: un cúmulo de baldes, trapos y desinfectantes.
Nunca llego.
Ni tan limpia, ni tan ordenada.
Y nunca llego.
Y no soy perfecta.
No estoy, en este momento, no estoy.
Puede que esté.
Trenzas colmas de pasto seco,
tierra en las zapatillas.
Estoy así ahora, ahora,
Y soy bella.


2 comentarios:

Germana dijo...

Estás, estás! intensa y cotidianamente bella! y todo huele simple, cierto... las baldosas dibujadas con rayuelas, las paredes manchadas de sonrisas y una araña que teje a tus espaldas, lentamente, la tela aún no descubierta... zapatillas traviesas, pastito en las orejas y un espejo que ríe... te devuelve la mirada... de fiesta y de jardines... nada de pulcritud, todo de siesta!

Germana... perseguida por un escobillón de larga barba jajajaja...

Ivana Gisela Alvarez Riccardo dijo...

Estoy, estoy en el patio de invierno y entre las mantas perrunas. Estoy entre la tierra y el cielo. Estoy mirando a los ojos de la vida que me devuelvo amor intenso. Juego un rato a las escondidas con fuentones y trapos. Me muevo entre el orden y el caos. Entonces, todo se hace bello y soy una mujer completa y bella, envuelta de luz.

Que llegue una estela hasta tu campo, que huelas mis aromas entremezclados: naturaleza y perfumes fabricados. Que te llegue mi sonrisa fresca con aroma a cabellos recién lavados.