Como un gran útero la tierra se desgarra. Me concede indivisas flores abiertas del infinito - que yo comprendo en mi jardín
florecido: puesto que nuestro amor se descubrió por ejemplo, una manzana
una frutilla,o un plátano, maduros - .
El planeta, este mendrugo de tierra
aquí, frente a mi puerta,
se partió.
Secas las pinturas,
duros los pinceles,
cansada yo
y es el escritorio revuelto.
Cierro los párpados,
bostezo
y me dejo caer
con los truenos
que me llevan en andas
hasta la cama
y veo,
como último reflejo,
el destello
de la mañana.
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