martes, 2 de noviembre de 2010

Bienaventuradas



Bendito sea mi clítoris

y el de todas las mujeres.

Me abandono al placer

sin control.



Ni siquiera me aferro

a la vida.



Autorizarse el gozo,

gemir con todo

el cuerpo.



Lanzarse al vacio

con brazos

y piernas abiertos.



Retorcerse de alegría,

dejarse en los gestos,

vaciarse de egos,

y en cada aliento

fundirse, diluida

en agua, en aire.



Transmutarse

entre el fuego de los

cuerpos.



Crear y

Ser al mismo no-tiempo

receptiva.



Llegar al éxtasis

agotada de amor,

queriendo abrazar

a Morfeo,

con las mejillas

rosadas,

embriagada,

ahora ya, devuelta

a los sentidos.



Suspendida otra vez

esta vez sí,

sobre la cama.

 

No hay comentarios.: